Todos los años desde el 2001, el 20 de Junio se  conmemora el Día Mundial de las Personas Refugiadas, tal y como lo ratificó  la Asamblea General de Naciones Unidas el 4 de Diciembre del año 2000. Cincuenta años antes, desde 1951, ya se celebraba ese mismo día 20 de Junio  el Día del Refugiado Africano, no en vano el continente Africano es uno de los que registra el mayor número  de personas refugiadas en todo el mundo.

Una persona se convierte en refugiada cuando tiene que abandonar su lugar de origen por fundados temores a perder su vida o su libertad por motivos de raza, religión, orientación sexual,  nacionalidad,  pertenencia a un grupo social u opiniones políticas.  Una persona refugiada  tiene que huir de su país porque allí sufría abusos contra sus derechos humanos por ser quien es o creer en lo que cree.  Una persona se convierte en refugiada por causas totalmente ajenas a su voluntad. Nadie elige ser refugiado o refugiada; la elección es entre quedarse en su país y arriesgarse al secuestro, al  maltrato, a la  violación o incluso a perder la vida, o huir, dejar todo y enfrentarse a un futuro muy incierto donde posiblemente se encuentre también con violaciones de sus derechos y  condiciones de vida infrahumanas.

Las causas por las que cientos de miles de personas toman la dura elección de huir de sus países son múltiples y complejas: guerras, enfrentamientos étnicos, cambios políticos… a los que en las últimas décadas se ha unido una exacerbación de los nacionalismos. Frente a lo que se pueda pensar en contra, la mayoría de las personas desplazadas y refugiadas viven en países vecinos al suyo de origen, de tal forma que ACNUR (la Institución de Naciones Unidas para la protección de las personas refugiadas) estima que el 90% de las personas en situación de desplazamiento forzoso radica fuera del territorio de los países desarrollados del llamado “primer mundo”.

Conmemorar el día de la persona refugiada tiene como objetivo sensibilizarnos de la grave vulneración de derechos humanos que esto supone y despertar el interés por saber qué ocurre con estas personas, reflexionar sobre las causas de que una persona se convierta en refugiada y participar en la defensa de los derechos de hombres, mujeres, niños y niñas que se han visto obligados a dejar sus hogares porque temen por su libertad o por su vida.

En este momento, mientras lees este artículo, miles de personas están  tratando de salvar sus vidas y de encontrar un lugar seguro.

Charo López López, voluntaria de Médicos del Mundo Castilla-La Mancha

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