Fahimzia Ahmadi tiene solo 19 años. Tras varios días en el puerto del Pireo ya ha contraído una infección respiratoria. Es difícil mantenerse sano cuando se vive en una tienda de campaña al aire libre en el puerto. Debido a la proximidad al agua, durante la noche hace mucho frío. Ha recibido tratamiento en una unidad móvil de Médicos del Mundo atendida por voluntariado.

Es de Afganistán y viaja con su hermano, de tan solo 17 años. Éste último habla con orgullo de su hermano mayor, quien era jugador profesional de fútbol en la selección nacional sub-19 de Afganistán. Actualmente trabaja en la Federación de Fútbol de Afganistán como grassroot deputy director y match comissioner. Lleva muchas fotos en su móvil, a través de facebook, en las que sale jugando al fútbol y posando con equipos de fútbol femeninos y masculinos de su país.

A pesar de su prometedora carrera en Afganistán, tuvo que huir de su país como refugiado después de ser atacado hasta en dos ocasiones por los talibanes. Su padre se tuvo que quedar en Afganistán, pero su madre viajó a Alemania, para recibir tratamiento para una enfermedad, hace ya tiempo. Ahora le gustaría alcanzarla, junto con su hermano. Sin embargo, las fronteras están cerradas para ellos y para todos los demás, y no saben qué hacer, más allá de seguir esperando junto a otros tantos miles de refugiados y refugiadas.

Fotografía y testimonios recogidos por nuestro compañero Bruno Abarca.