Hace dos días volví de Lesbos. Estuve solo cinco allí, pero fueron suficientes para poder observar la triste situación de las personas en tránsito que están en la isla. Era la segunda vez que pisaba la isla, hace dos años estuve justo antes del acuerdo entre Turquía y UE y quería volver a ver la situación con mis propios ojos. Lamentablemente fue todo como lo  había  oído.

Campo de personas refugiadas en Lesbos

Campo de personas refugiadas en Lesbos

La situación en las islas griegas es mucho peor que hace dos años aunque sea mucho menos mediática. Las llegadas a las islas desde la costa turca siguen, nunca han parado totalmente, aunque en comparación con 2015 llegan menos personas. Sin embargo lo que casi se ha paralizado es el traslado de personas desde las islas a la península griega, por lo que el resultado es una sobresaturación de los campos y un estado de estancamiento en los mismos. 

 Hoy, 29 de julio, otra embarcación que quería llegar a Lesbos desde Ayvalik  ha fracasado en su intento. La lancha hinchable que llevaba 16 personas se hundió y 6 personas murieron, 3 de ellos eran bebés. En  los periódicos turcos fue noticia porque supuestamente llevaba ciudadanos turcos miembros de FETO (una organización religiosa que después de ser aliada del gobierno de Erdogan muchos años se convirtió en el enemigo máximo del gobierno tras el intento de golpe de Estado hace 2 años).

En Turquía las personas refugiadas, o los sirios como se llaman aquí, no son un tema popular, no se habla de ellos si no pasa algo fuera del normal. Por desgracia las muertes en el mar Egeo se han normalizado en los últimos años.

En solo 2018 a las islas griegas han llegado 15.563 personas desde las costas turcas.

La isla más grande con más población migrante es Lesbos. El alcalde de la Región Egeo Norte, donde está Lesbos, declaró que la situación en las islas es cada vez mas insostenible porque  8.095 personas migrantes viven en Lesbos mientras que en 2017 el número era de 5.500. En el campo de Moria la capacidad máxima es de 3.100 personas pero alberga a 7.469 personas según datos de Ministerio de Interior.

Gracias a Kazim, un hombre de Marruecos que he conocido en Midillini, pude entrar a Moria. Era sábado y no vi ningún policía ni personal que trabaja en los campo. Solo algunas voluntarias muy jóvenes con chalecos de euro-relief (una ONG griega católica).

Es difícil explicar la vida en este campo. Las familias enteras viven en las tiendas pequeñas y precarias a más de 35 grados. Viven separados por nacionalidades, por lo que existe el barrio de los Sirios, los Afganos, los Subsaharianos y los Árabes. Las calles que cruzan los barrios son un laberinto con un metro de anchura. El ambiente huele a sudor, a basura y a miedo.

Hablamos un buen rato con los compañeros de los chaletş, así llaman a los contenedores donde vive Kazim. La primera cosa de la que me hablan es del racismo que existe en Moria, los sirios contra afganos, los árabes contra los kurdos, todos contra los negros y la policía griega contra todos.  

En esta vivienda de pocos metros cuadrados viven más de 10 hombres solteros de Marruecos, Argelia, Palestina…

Nuestra voluntaria ha podido comprobar las complicadas condiciones de vida de las personas que llegan a Lesbos.

Nuestra voluntaria ha podido comprobar las complicadas condiciones de vida de las personas que llegan a Lesbos.

Hablaron de las peleas de las mafias de sirios y afganos. Hay muchísimo robo en el campo, especialmente los móviles, siendo ésta la pertenencia con más valor de las personas en tránsito.

También se quejaron mucho de la comida de Moria. La comida está preparada por el ejército griego. El día que estuve yo les tocaba un plato de arroz. Kazim me comento que él era un cocinero profesional en su país. Cuando llego hace más de 1 año a Moria se ofreció para trabajar voluntariamente en la cocina.

Directamente le rechazaron.

Una experiencia parecida tuvo Paul, un chico joven de Camerún. Paul graduado en filosofía en su país habla francés, inglés y ha aprendido griego en sus casi dos años de estancia en la isla. Trabajaba como traductor voluntariamente en el campo. Pero cuenta que nunca le consideraron como una persona voluntaria blanca que viene de Alemania o Francia por unos meses a la isla. No se ha sentido valorado y no ha recibido ninguna ayuda por la labor que estaba haciendo ni cuando la necesitó para poder recurrir la denegación de su solicitud de asilo a Grecia.

Lo peor es el estrés que sufren estas personas por la incertidumbre sobre su futuro y las condiciones de inseguridad en las que viven. El chico joven de Argelia me enseña su informe médico explicándome que ya no tiene fuerzas para aguantar aquí. Tiene problemas mentales pero no recibe ningún tratamiento para eso.

El informe médico habla sobre torturas en Argelia, pesadillas, estrés por la situación y deseos de terminar con su vida

El informe médico habla sobre torturas en Argelia, pesadillas, estrés por la situación y deseos de terminar con su vida

Karim prefiere dormir en una casa vacía en Midillini. Dice que allí solo te puede molestar la policía pero en el campo te pueden robar o pegar en cualquier momento. Me cuentan una pelea que empezó por el robo de un teléfono hace unos días, enseñándome los moratones en la espalda y en las piernas. Tienen miedo de meterse con las mafias. Dicen que la policía y los de ACNUR saben quienes son de la mafia y todo lo que ocurre pero no hacen nada.

Al contrario del ambiente triste y depresivo de Moria existen otros modelos de solidaridad en la isla como Lesbos Solidarity (antiquo Pikpa), un campo de refugiados alternativo; Mozaik un centro social para las personas migrantes; Bashira un centro para las mujeres y el restaurante Nan, una iniciativa intercultural.

Lesbos solidarity, un campo de personas refugiadas alternativo

Lesbos solidarity, un campo de personas refugiadas alternativo

 Primero visitamos el centro social y cultural Mozaik. Es un proyecto aliado de Lesvos Solidarity con 630 estudiantes de 20 países diferentes. Su objetivo es trabajar en la integración, solidaridad y el empoderamiento de las personas migrantes que viven en la isla. En este centro de tres pisos se organizan clases de idiomas (griego, inglés, árabe…), talleres de cuentas, cuentos creativos, un coro mixto para los niños locales y de tránsito, clases de música y baile, dibujo, actividades como ferias de segunda mano o upcycling y muchos más. Ofrecen servicio de asesoramiento jurídico y traducción. La verdad es que nos han recibido muy bien, nos han explicado muchas cosas y había un ambiente muy tranquilo en su bonito patio. (https://lesvosmosaik.org/en/)

Centro social y cultural Mozaik

Centro social y cultural Mozaik

Muy cerca de Mozaik está Bashira, la única organización específica para las mujeres migrantes en Lesbos. Bashira es parte de SOA, una organización suiza fundada por dos mujeres que hicieron un trabajo voluntario en Lesbos en 2015.

SOA tiene tres proyectos; dos centros de día, uno en Lesbos (Bashira) otro en Atenas (Amina) y un proyecto de apoyo a las mujeres migrantes que quieren continuar sus estudios (Back on Track). Desde agosto de 2017 ofrece un espacio seguro y de asesoramiento para mujeres migrantes que viven en los campos de Lesbos. (https://www.sao-english.ngo/bashira)

En el centro de Midillini comemos en Nan. Es un restaurante vegetariano, ecológico basado en comercio justo e interculturalidad. Nan significa pan. Ha sido fundado por cuatro mujeres para crear un espacio de acercamiento entre la población local y aquella que está en tránsito. Las personas migrantes cocinan comidas de sus tierras y se vende a un precio muy accesible. Así se crea un espacio de encuentro y una economía sostenible para este proyecto de solidaridad.

Pikpa, o con su nombre nuevo Lesvos Solidarity es una organización fundada en 2012, y desde 2014 es un campo abierto para las personas en tránsito con una vulnerabilidad especial. Desde entonces cerca de 30.000 personas han pasado por allí. Mantienen continuamente 20 personas colaborando como voluntarias y es el primer proyecto en Grecia que ha conseguido plazas en la escuela pública para sus residentes. (https://lesvossolidarity.org/en/)

Un campo digno para las personas que llegan después de jugarse la vida en el mar

Un campo digno para las personas que llegan después de jugarse la vida en el mar

Al pasar de ser un caso ejemplar para los proyectos de solidaridad y un punto de esperanza dentro de esta tragedia, cada año el proyecto confronta una nueva amenaza de cierre. Por ahora ha conseguido superar todas las dificultades que pusieron desde el ayuntamiento, el gobierno y los dueños de los hoteles de la región. Hace pocos días otra vez ganaron el juicio que les interpuso el ayuntamiento alegando ser un peligro contra la salud pública. La última amenaza que han superado nos muestra claramente la cara hipócrita de los poderes públicos.

El 25 de mayo en el campo de Moria hubo un pelea muy grande entre la población árabe y población kurda. No se sabe exactamente como empezó una pelea tan grande en la que hubo varias personas heridas. Algunas familias kurdas, casi 70 personas, salieron esa misma noche de Moria. La policía no les permitió dormir en el parque de Midillini y les llevo a Lesvos Solidarity para que pasaran la anoche allí. Al día siguiente 1000 personas kurdas dejaron Moria por el miedo de ser atacadas. 450 personas estuvieron en Lesvos Solidarity durante tres semanas, teniendo el campo solo capacidad para 120.

Lesvos Solidarity nos contó que desde hace años intentan desarrollar un plan de acción para casos de emergencia trabajando junto a Medicos Sin Fronteras y haciendo presión al ayuntamiento de la isla y también a ACNUR. En una isla que alberga el triple de población migrante de su capacidad es lógico que en cualquier momento pueda ocurrir un caso de emergencia.

Pero ni el gobierno ni ACNUR pusieron ningún esfuerzo para preparar un plan de emergencia en estos años.

Después de que el ejército turco empezara a bombardear la zona kurda en Siria empezaron las llegadas masivas de familias kurdas a Grecia tanto por tierra como por mar, y Lesbos ha sido uno de los destinos para estas familias kurdas.

Pero los conflictos siguen también en Lesbos. Con este conflicto étnico en Moria vemos claramente que no existe personal suficiente para asegurar un espacio de seguridad para las recién llegadas.

Cuando las familias kurdas escaparon de Moria a los parques del centro la policía pidió ayuda a Lesbos Solidarity para albergar a estas personas. Pero en las semanas siguientes, mientras el proyecto intentaba dar una solución a la situación de emergencia con sus propios recursos, el gobierno les puso una denuncia por no cumplir las condiciones de sanidad para albergue con tantas personas y después les cortaron el agua.

Además la dirección del campo de Moria amenazó a estas familias kurdas con anular las ayudas económicas que reciben y sus citas de solicitud para asilo si no volvían al campo. http://www.infomigrants.net/en/post/9688/kurdish-refugees-to-lose-rights-for-staying-away-from-moria.

Es trágico y triste. Los responsables, tanto el gobierno como UNHCR, no hicieron nada para confrontar la situación de emergencia y además dificultaron el trabajo de los organizaciones independientes que crean soluciones con sus propios recursos.

Lesbos solidarity

Lesbos solidarity

La persona que nos acoge desde Lesvos Solidarity lo tiene claro: el año que viene son las elecciones en Grecia y todas las actuaciones contra ellos funcionan para ganar los votos de la derecha. Esta vez el juez decidió por ellos y declaró que el campo no es perjudicial para la salud pública. Así que ganaron una batalla más. Pero aunque quieren ser optimistas no tienen muy claro cuánto tiempo más podrían resistir.

Su última reflexión me impactó mucho. Con el paso de los años ve que las personas migrantes están perdiendo la esperanza y la fuerza que tienen cuando llegaron a Lesbos. Antes las condiciones de los campos tampoco estaban mucho mejor que ahora pero las rutas hacia donde querían llegar estaban abiertas y tenían esperanza para llegar algún día a una vida mejor.

Ahora se sienten atrapadas en la isla, no ven futuro, cada vez tienen más problemas mentales por causa de esta inseguridad e incertidumbre. Ahora más que nunca se necesitan mas iniciativas para mejorar las condiciones de estas personas pero los gobiernos cada vez lo ponen más difícil. Es importante no olvidar Lesbos. “Aquí seguimos, no nos olvidéis“ 

Ebru Döne Göker

Voluntaria Médicos del Mundo Navarra

 

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