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El siguiente documento recoge los pasos para la integración y el perfecto acoplamiento de una veintena de personas voluntarias que no se conocen de nada. El método, que no es del todo nuevo para la sede de Médicos del Mundo Madrid, ha vuelto a ser puesto a prueba durante este otoño (28 y 29 de septiembre de 2013) con óptimos resultados para la organización y participantes. He aquí la descripción de cada una de sus facetas:

1. ¡Desconecta!
Mete tres o cuatro cosas en tu mochila, sal de la ciudad y olvídate de la rutina de todos los días durante un fin de semana. Busca un sitio para la reflexión, el diálogo, el surgimiento de nuevas ideas. Un pequeño albergue en las inmediaciones de Bustarviejo (sierra de Madrid) no estaría nada mal. Es todo lo que necesitas. De hecho, en la medida de lo posible no hagas caso del móvil, el iphone, el portátil, el correo electrónico o Internet. Te bastará con «conectar» con el resto de personas que allí te esperan.
2. Preséntate ante el grupo.
Participa activamente de la dinámica de apertura y di quién eres, qué haces y a qué proyecto de Médicos del Mundo perteneces. Luego escribe tu nombre en un post-it y pégatelo en un lugar visible. El nombre es muy importante para cualquiera: es lo que te diferencia de las demás, pero también lo que te vincula a ellas: Jean, Marta, Irina…

Paso #3 Objetivos y Puntos Fuertes

3. Traza tus objetivos.
En el tablón común habilitado para ello, fija tres objetivos tuyos de cara al encuentro. Luego presta atención a los del resto del grupo y trata de ver cuáles compartes y cuáles te gustaría cumplir a lo largo de la jornada. No tardarás en descubrir afinidades e intereses comunes. De hecho, si te quedas con ganas, tienes una hora de comida y otra más de receso para intercambiar comentarios (y cotillear) con esas personas con las que ya intuyes una especial empatía. Pese a la ligera llovizna de finales de septiembre, puedes irte con ellas de paseo por los alrededores del albergue. Y si no eres amigo de los días fríos, basta con que te bebas un café en el bar mientras alguien te cuenta la historia de cómo conoció a Médicos del Mundo.
4. Conoce tu organización.
De vuelta a la cabaña de actividades, es necesario que sepas cuáles son los proyectos en los que actualmente trabaja la sede de Médicos del Mundo Madrid: prostitución, mutilación genital y salud para todas las personas ¡Te llevarás más de una sorpresa! ¿Habías imaginado que los grupos tuvieran la incidencia que tienen? ¿Sabías de la existencia de tantísimas personas voluntarias? Y la chica que está a tu lado, ¿se te había ocurrido que pudiera ser toda una líder en su grupo? Pues bien: la idea es que lo tengas claro y que, de paso, expongas nuevas ideas para la eficacia y la continuidad de estas iniciativas.
5. ¡Pasa a la acción!
Júntate con cuatro o cinco compis, ojalá que hagan parte de grupos distintos al tuyo, y prepárate para jugar a ‘La oca del voluntariado’. Se trata de una serie de casillas que, minuciosamente dispuestas sobre las baldosas del salón de actos, tu grupo y tú debéis dejar atrás a medida que vayáis superando algunas pruebas: improvisar campañas de sensibilización, manifestaciones, encuentros, estrategias de captación y, cómo no, pequeñas penitencias. Valen, incluso, canciones raperas que digan algo así como «Para ti, para mí, para todos…» Y todo con un solo objetivo: que entre todas penséis en nuevas formas de movilización. Recuerda que el voluntariado siempre se moviliza, interviene, actúa: es algo que está inscrito en su ADN. De no ser así, se trata de alguien con ganas de dar conversación a los otros.
6. Sal de ti.
Pasada la cena, en la que sin duda intercambiaréis las impresiones del día, aún habrá tiempo para un nuevo reto: debes disfrazarte de algún personaje famoso o de dibujos animados y asistir a una fiesta temática. Allí te encontrarás con La pantera rosa, Robin Hood, el emperador César, Isabel la Católica, Caperucita Roja, Mery Poopins, la Cenicienta, tres ladrones, dos piratas, un pájaro de colores, un caballero de antifaz, entre otros. La idea es que, por lo menos durante un rato, te sientas en la piel de otro. Y que interpretes su papel. Se llama empatía, y es fundamental para la labor del voluntariado. No lo olvides: tú también eres el otro.
7. ¡Muévete, baila, canta…!
A cierta hora de la fiesta, cuando máscaras, vestidos, música, copas de más, confidencias y cotilleo hayan teñido la noche de una agradable textura, no pienses en nada que no sea ese momento. Déjate llevar. El día ha sido largo y es necesario que disfrutes, que hagas una pausa para que el cuerpo entre en otra sintonía. Eso sí, cuídate de los excesos (o no).
8. Infórmate de lo que pasa.
La resaca será más tenue cuando conozcas la nueva herramienta de comunicación interna de la sede de Madrid. Se trata de ‘La lupa’, una revista virtual que se está fraguando para llevarte cada mes la información más relevante del voluntariado. ¿Qué no tenías ni idea de que existía algo así? Bueno, pues ahora ya lo sabes. De hecho, puedes aportar ideas o sugerencias que el grupo de comunicación (representado allí mismo por dos chicos majísimos) tendrá en cuenta a la hora de elaborar el primer número. ¡No te lo puedes perder!
9. Crea nuevas redes (sociales).
Todo esto para que, a continuación, sepas cómo se está llevando el tema de comunicación virtual desde Médicos del Mundo: páginas webs, blogs, Facebook, Twitter, etc. La idea es que te conviertas en ciberactivista. O, mejor dicho, que formes parte del cibervoluntariado. Tal como se mueve el mundo ahora, conviene que hagas presencia tanto en el plano físico como en el virtual. Y que aproveches todas las herramientas tecnológicas. Es más, puedes empezar allí mismo: crea un grupo de WhatsApp para, digamos, salir a tomaros unas cañas cada jueves. ¿A que suena bien? Si los demás te siguen, el objetivo principal del encuentro se habrá cumplido y tú, seguro, habrás ganado nuevos compañeros y compañeras.
10. Sonríe para la foto.
Al mediodía del domingo, antes de volver a Madrid, es importante que te juntes con el grupo en pleno y os hagáis la foto final. Será un buen recuerdo. Puedes volver a cantar el ya famoso «Para ti, para mí, para todos…» Sí, todo ha sido muy rápido, es una pena que se acabe. Pero también debes tener en cuenta que ya no eres la misma persona: te has fortalecido de cara a tu labor voluntaria y ahora cuentas con más herramientas para poner en práctica. ¡Ya puedes volver a la acción!

Paso #10 Sonreír para la foto

 

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