El encuentro con personas, mujeres y hombres, que comparten una pasión es difícil que defraude. Es como si cada uno de ellas y ellos fueran una pieza de un puzle por formar, un puzle que logrará componer, a través de la unión de esas piezas, irregulares y diferentes, una imagen.

Algo parecido a eso ocurrió el pasado domingo 28 de mayo en el bonito pueblo de Eguíllor. Médicos del Mundo Navarra celebró su habitual encuentro del voluntariado, una fecha que sirve para disfrutar, aprender y contribuir a una pasión: luchar por construir un mundo mejor.

En la jornada, además de compartir tiempo y conocimiento con los compañeros y compañeras habituales, contamos con la presencia de Ramón Esteso, que coordina inclusión social en la sede central, ubicada en Madrid, y experto en política de inmigración, que nos detalló tanto las claves de la situación actual como las actuaciones de Médicos del Mundo en este ámbito.

Al encuentro también acudió la periodista Patricia Simón, diseñadora y ejecutora de la campaña ‘Personas que se mueven’, promovida por Médicos del Mundo, y que pretende resaltar la aportación positiva de las personas que emigran y las refugiadas.

Poco a poco, los voluntarios y voluntarias, como si de piezas de un puzle se tratara, comenzaron a explicar y asimilar temáticas que conformaban una realidad social como la prostitución y trata de personas o los derechos sexuales y reproductivos.

También ayudó a que el puzle tomara más forma aún la presentación de las mediadoras de Médicos del Mundo Navarra, una labor imprescindible para entender de primera mano historias de vidas, de culturas de aquí y de allá, y actuar con ellas y para ellas.

En todo encuentro hay un momento para compartir mesa y la experiencia resulta perfecta si, además de buena compañía, se ofrece buena comida, sobre todo si se trata de alimentos frescos y naturales, como paté de aceitunas negras, de zanahoria, o un arroz de verduras casero.

Al puzle le faltaban pocas piezas para encajar, pero aún faltaban algunas. Y esas vinieron mediante un dinámico cuento, realizado por el voluntario Marco, y que consiguió implicar, de una forma original y divertida, al voluntariado.

Y, por fin, el puzle, formado por todos los voluntarios y voluntarias, había tomado forma. Ese puzle, construido a base de conversaciones, preguntas, respuestas, testimonios, risas y abrazos, representaba una corriente de energía.

Una corriente de energía capaz de transformar realidades, de tender puentes, de estrechar manos, de unir más piezas para formar el puzle de un mundo mejor.

Katrin Pereda, voluntaria de comunicación en Médicos del Mundo Navarra

 

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