En Calais, Francia , 6.500 personas se hacinan en un campamento de pequeñas dimensiones situado al norte de la ciudad francesa de Calais. El campamento se llama Jules Ferry, pero es conocido como “La Jungla”. Aunque la población a principios de año era mayoritariamente masculina, actualmente un número cada vez mayor de mujeres y niñas están viviendo en el campamento.

20150630 - FRANCE, CALAIS: Mission de Médecins Du Monde à Calais dans le bidonville, le 30 juin 2015. PHOTO OLIVIER PAPEGNIES / COLLECTIF HUMA

20150630 – FRANCE, CALAIS: Mission de Médecins Du Monde à Calais dans le bidonville, le 30 juin 2015. PHOTO OLIVIER PAPEGNIES / COLLECTIF HUMA

Hemos estado desde el principio apoyando a las personas refugiadas, no solo aportando asistencia socio sanitaria, sin también denunciando ante las autoridades francesas y europeas las pésimas condiciones de vida en las que se encontraban sus residentes. Son miles de personas alojadas en habitáculos de chapa, que sufren malnutrición –ya que se les proporciona solo una comida al día-, apenas cuentan con letrinas, no disponen de espacios para lavar la ropa y sufren no solo lesiones físicas, sino también traumas psicológicos como resultado de los abusos sufridos durante el camino. Las mujeres temen además la violencia sexual que existe en el campamento ante la ausencia de seguridad en el mismo.

Una denuncia presentada por Médicos del Mundo y otras organizaciones consiguió que un tribunal francés dictaminara que es el Estado y el ayuntamiento de Calais quienes tienen la responsabilidad de garantizar los derechos elementales de las personas, por lo que deben poner en marcha inmediatamente la construcción de sanitarios, duchas, lavaderos y accesos de emergencia.

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“ A mí me sorprendió enormemente la tranquilidad y el respeto que mostraban nuestros pacientes, a pesar de las largas esperas a las que estaban sometidos, antes de recibir alguna asistencia. Raras veces hubo momentos de tensión o nervios. Ante nuestra dificultad para atenderles a todos y todas y cuando no quedaba más remedio que centrarnos solo en los casos más graves, recibíamos a menudo una sonrisa de comprensión un “we understand”.

Lo que hemos visto en este barrio de chabolas es inaceptable:

  • Una epidemia de sarna terrible, cuyo brotes son especialmente molestos por las noches, lo que impide dormir
  • Jóvenes con las manos desgarradas por los alambres
  • Menores aislados, solos o viviendo con otros niños o niñas sin ningún adulto que les cuide.
  • Gente mayor, cansada por un largo y terrible viaje errando entre las chabolas.

Mady Denantes, enfermera y miembro de Médicos del Mundo

 

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