Cuando tenía siete años, mis padres me explicaron que estábamos viviendo en un campamento de refugiados. Me sorprendió y entristeció saber que no conocía mi patria. Supe entonces que no quería pasar mi vida aquí ni tener a mis hijos en los campamentos. Con quince años empecé a estudiar en Libia. Allí empecé a desear que el Sáhara Occidental pudiera ser como Libia con edificios y carreteras y una buena calidad de vida. Terminé la escuela secundaria en Libia y ahora estoy estudiando Economía en la Universidad. He vuelto a casa de vacaciones. Allí todo es gratis, el vuelo, el alojamiento, la ropa, los libros, la comida y hasta los cepillos de dientes y el champú. Le doy las gracias a Libia por ayudar a los saharauis. Todos los estudiantes saharauis pueden ir a la universidad en Libia, Argelia o Cuba.
Me entristece saber que cuando regrese de Libia con mi título, probablemente, no encuentre un trabajo. Pero mi título es para el futuro. Espero poder tener un trabajo en mi país cuando consigamos la independencia. Prefiero la paz y creo que los saharauis tienen que esperar más años. Hemos soportado 34 años y podemos esperar otros 34; pero si Naciones Unidas no resuelve nada, tendremos que luchar. |