Cuando estaba en sexto curso, alguien vino a clase y seleccionó alumnos para ir a Cuba. Siempre he tenido las mejores notas en español así que me eligieron. Fue una oportunidad caída del cielo y pasé once años en Cuba. Fuimos para estudiar, pero fue al comienzo del bloqueo de la isla y la vida era muy dura. Terminé la secundaria y empecé a trabajar en un taller mecánico. Los saharauis en Cuba teníamos diferentes grupos y quedábamos para jugar al fútbol, para correr o para cantar. Me encantaba correr y siempre había competiciones. Tuve una novia cubana a la que siempre le expliqué que un día tendría que volver a mi país.
Cuando regresé a los campos no había trabajo. Oí hablar de una escuela de enfermería en Auserd y pasé tres años estudiando. Ahora trabajo en el Hospital del campamento y disfruto siendo capaz de ayudar a la gente.
Desde 1991 nada ha ocurrido. El alto el fuego sólo ha beneficiado a los marroquíes. Todas estas reuniones para nada. Necesitamos seguir trabajando de manera pacífica por la independencia a través de las manifestaciones, la política y la información. Tenemos que dar a conocer nuestra situación a nivel internacional. Detuvimos la guerra para ganar nuestra libertad. |