El 11 de marzo, cuando la tierra comenzó a temblar más de lo habitual (el movimiento que se sintió en Tokio fue de magnitud 5), el equipo de Médicos del Mundo Japón evacuó sus oficinas y se reunió con otras personas del barrio en un pequeño parque sobre la calle. Al temblor inicial a las 14.46 le siguieron otros mayores a las 15.06, 15.15 y a las 15.26.
La primera reacción de los miembros del equipo fue tratar de llamar a sus familiares y amigos. Pero muchas de las líneas de teléfono se habían caído, sólo la red 3G funcionaba, lo que permitía acceder al correo electrónico y el teléfono a través de Internet. Los temblores continuaron mientras la noche caía.
Al día siguiente, el equipo comenzó a planificar las acciones a realizar. Las fuertes y sucesivas réplicas junto a las dramáticas imágenes de televisión del tsunami incrementaban la tensión en Tokio. Algunas de las personas empleadas y voluntarias de Médicos del Mundo habían perdido sus viviendas y otros compañeros tenían familia en las zonas más afectadas del país.
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