Dr. Javier Arcos. Coordinador del equipo de cólera. Médicos del Mundo. Sierra Leona.

Esto es muy complicado Javier, muy complicado”, me dice el Dr. Manso en un correcto castellano aprendido en la década de los ochenta en Cuba.

Los doctores Manso y Arcos en el hospital de Kabala (Sierra Leona).

Tomando algo en el pequeño bar “Kabala Hill View” con el doctor, director del hospital de la ciudad de Kabala, y único médico-cirujano para todo el distrito de Koinadugu (con 320.000 habitantes), parece difícil elegir cual de los diferentes problemas relacionados con el cólera intentaremos abordar en primer lugar.

El doctor se limpia el sudor de la frente bajo su gorra y me cuenta su preocupación por una mujer a la que operó hace dos horas. “Está sangrando mucho, espero que con la transfusión sea suficiente”. La mujer, una chica joven con un embarazo ectópico, tardó más de doce horas en llegar al hospital porque gran parte de los caminos de la región están anegados por el barro en esta época lluviosa. Una hora antes, dos niños gemelos de cuatro años morían por disentería en el pabellón pediátrico.

Vista Hill View.

¿Mejorar la formación del personal? ¿Crear una estructura aislada para tratar a los pacientes con cólera y que no contagien a otras personas del centro sanitario? ¿Conseguir los medicamentos necesarios para el tratamiento? ¿Luchar para que el contagio en la comunidad sea menor? ¿Llevar agua al hospital reparando el sistema de abastecimiento?.

Debemos trabajar en todos estos problemas a la vez, si nuestra respuesta es incompleta la efectividad y el apoyo al Distrito de Salud de Koinadugu será mucho menor.

“¿Y cómo va la cosa en Freetown?”, me pregunta. “Parece que la cosa se empieza a estabilizar”, le respondo. “La epidemia comenzó antes en la capital y los casos están disminuyendo allí”.

Charlando con él entiendo cada vez más la pertinencia de nuestra intervención. Una epidemia de cólera con tantos componentes (sanitario, ambiental, social, educativo…) somete al sistema de salud a un estrés inmenso, que en muchos casos aumenta su fragilidad de una forma extrema. Y el resultado son las víctimas, cerca de 300 fallecidos y más de 18.000 enfermos desde que empezó el brote.

Kabala Hill View.

“¿Quieres otra cerveza Manso?”, le pregunto casi a oscuras tras la puesta del sol. “Creo que no”, me dice. “Mañana tengo mucho trabajo que hacer”. Y nos quedamos mirando a la ciudad, esperando que desaparezca la luz por completo.

Mañana será otro día, tendrá varias cirugías, algunas urgencias y un sinfín de problemas relacionados con la dirección del hospital y la falta de recursos humanos.

Nosotros trabajaremos para que el cólera no sea uno de sus dolores de cabeza, y si hay tiempo y energía, al final del día, intentaremos volver al “Kabala Hill View” a tomar algo y charlar un rato con el Dr. Manso, el único médico-cirujano de la región.

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