Jose Araguas. Logista del equipo de Cólera de Médicos del Mundo en Sierra Leona.
Lo primero que me ha sorprendido al llegar a Sierra Leona después de tantos años trabajando en los conflictos de Oriente Medio y de los Balcanes ha sido la ausencia de armas.
Las imágenes que tenía de Sierra Leona eran las de la feroz guerra civil que término hace ahora una década: imágenes de niños soldado y de armas, imágenes de atrocidades que me hacían pensar que el país estaba herido de muerte.
Pero la imagen hoy día ha cambiado mucho. Como encargado de la seguridad del equipo me ha tranquilizado mucho conocer la aceptación de nuestro trabajo, la amabilidad del trato y la compenetración con las autoridades locales, especialmente al tratarse de una emergencia relacionada con una enfermedad tan sensible como el cólera.
Sin duda es un contexto diferente comparado con mis anteriores experiencias, estimulante y esperanzador.
En unos meses comienza la campaña política para elegir al futuro presidente del país, sin duda deberemos subir el nivel de atención, pero aquellas imágenes de menores con Kalashnikov, tras un mes aquí, afortunadamente solo las puedo ver en mi memoria.
Un grupo de niños recibe al equipo de sensibilización de Médicos del Mundo en la región de las minas de Darakuru
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