Puede que el mayor error en la lucha contra el cólera sea creer que es una enfermedad infecciosa con un cierto componente social, en lugar de una enfermedad social con un componente infeccioso.

Es una enfermedad relacionada con la falta de acceso a agua potable y saneamiento, y, por tanto, con los estratos socio-económicos más bajos de las poblaciones.

El cólera golpea primero casi siempre en las grandes ciudades, donde un mayor número de personas vive en poco espacio y con peores condiciones de higiene, pero poco a poco, de una forma más lenta, afecta también a las zonas rurales, más alejadas de las aglomeraciones pero sin escapar del riesgo de contagio por el flujo de viajeros.

En este ámbito rural, en el distrito de Koinadugu (320.000 habitantes), fronterizo con Guinea, trabaja médicos del mundo desde 2005. Es aquí donde  nuestro equipo de apoyo al distrito en la respuesta frente al cólera, trabaja desde hace unas semanas, tras la declaración oficial de la epidemia de cólera por parte del Ministerio de Sanidad en la segunda quincena de agosto.

Desde el equipo de Médicos del Mundo intentamos asesorar y apoyar en todo lo relacionado con cólera al equipo de salud del distrito, muy debilitado en recursos materiales y humanos (un único médico en el hospital para toda la región).

Planificar una respuesta frente a la enfermedad priorizando el cuidado de los enfermos que llegan al hospital, y no luchando con la misma intensidad por evitar nuevos contagios en la comunidad podría ser fatal. Por ello, nuestro trabajo en cólera se basa en cuatro pilares estratégicos de similar importancia:

  • Mejorar la capacidad del hospital de tratar a los pacientes de cólera (creando una estructura aislada en el complejo hospitalario de Kabala para que los pacientes puedan recibir un tratamiento adecuado, con los materiales y medicamentos específicos). Esta mejora en la capacidad incluye la formación en materia de cólera de todo el personal sanitario de la región que en su mayoría desconoce la enfermedad.
  • Optimizar el sistema de detección de casos de cólera tanto en el hospital como en las comunidades, algunas muy aisladas.
  • Sensibilizar a las comunidades más alejadas sobre las maneras de evitar el cólera, algo que el equipo local de Médicos del Mundo hacía desde un mes antes de nuestra llegada, cuando los casos comenzaron a aparecer en Freetown.
  • Mejorar el acceso al agua potable dentro del hospital, acceso inexistente desde hace años.

Los primeros casos ya han llegado al hospital, la formación por todo el distrito está en marcha y el trabajo en las comunidades, en colaboración con las instituciones y con otras ONG, se ha estrechado e intensificado.

El compromiso en esta epidemia está empezando, pero deberá continuar cuando termine, para que en tres o cuatro años no volvamos a hablar de nuevo de cólera en Sierra Leona, aunque será imposible a tan corto plazo.

Sólo entendiendo la dimensión social de la enfermedad podremos conseguir que disminuya en el continente africano en algunas décadas, para que deje de ser el más castigado, como lo ha sido sin duda en los primeros años del siglo XXI.

Javier Arcos.

Coordinador cólera MDM España en Sierra Leona.

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