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Sidi Mohamed Dadach


52 años


"El Mandela del Sáhara", cerca de la ciudad de El Aaiún, en el Sáhara Occidental controlado por Marruecos.

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Nací en Guelta en 1957 durante la ocupación española. Me uní al Polisario en 1973 y fui detenido [por Marruecos] en 1976. Pasé dos años en la cárcel. Fui arrestado nuevamente en 1979 cuando trataba de volver a unirme al Frente Polisario. Me capturaron sesenta kilómetros al sur de El Aaiún. Éramos diez personas y ocho consiguieron unirse al Polisario, uno fue asesinado y yo fui arrestado. Me condenaron a muerte en 1980. Mi celda era de dos metros y medio por dos y medio. Era el número 12 de la prisión de Kenitra, cerca de Rabat.

La mayoría de los prisioneros eran marroquíes. Entablé amistad con algunos intelectuales que odiaban al régimen. Hablábamos del Sáhara Occidental y apoyaban la causa saharaui. Ejecutaban a los hombres por la noche, por lo que cada vez que oía un sonido en la noche pensaba que iba a morir. Después de catorce años la condena a muerte fue suspendida así que por fin pude dormir. Tenía una hora de ejercicio por la mañana y otra por la tarde. Una revista francesa escribió acerca de mí y el reportaje me reportó la simpatía del mundo exterior. En 1997 una delegación de la Cruz Roja vino a visitarme y en 1998 el Secretario General de Amnistía Internacional, Pierre Sané, también acudió a verme. Después de aquello mi situación fue a mejor, recibí más visitas y la comida mejoró. En 2000 Amnistía Internacional inició una campaña para la liberación de los presos saharauis. El 7 de noviembre de 2001, junto con cincuenta presos saharauis, recibí el perdón real.

He pasado más de 24 años de prisión. Para alguien que estuvo prisionero durante tanto tiempo que me siento feliz de estar libre, pero no estoy satisfecho plenamente porque mi país permanece todavía bajo la ocupación. Cuando regresamos a El Aaiún hubo una gran celebración. Fue la primera vez que a los saharauis se les permitió celebrar algo. Llevo libre ocho años y me siento preocupado por la situación de los derechos humanos. Fue el motivo por el que me uní a la lucha para promover los derechos humanos, detener la opresión y proteger a los civiles. Estoy muy intranquilo acerca de la política del rey Mohamed VI de permitir que la policía nos ataque y oprima.

Gané el premio Rafto de Derechos Humanos en Noruega en 2002 y he recibido un galardón en el mismo sentido en España. En 2003, traté de ir a Ginebra para una convención sobre los derechos humanos saharauis con otras trece personas, pero nuestros pasaportes fueron confiscados. Ningún país reconoce la reclamación de Marruecos sobre el Sáhara Occidental. Entraron en el territorio por la fuerza, pero los saharauis están decididos a continuar su lucha y lograr sus objetivos. Esperamos que la guerra no regrese, pero si Marruecos continúa con violaciones la única alternativa es volver a la guerra.