Siria

En 2024 se consolida la intervención en el noreste de Siria, ampliando el acceso a servicios de salud primaria, mental, sexual y reproductiva, y reforzando la respuesta ante emergencias. En 2025, seguir el compromiso con la sostenibilidad y el fortalecimiento del sistema de salud local.


contexto

El noreste de Siria (NES) enfrenta una crisis humanitaria agravada por 13 años de conflicto armado, desplazamientos masivos, el colapso del sistema de salud, la inseguridad alimentaria y desastres naturales como los terremotos de 2023. En 2024, la violencia y la inseguridad han empeorado la situación. Según el Informe de Necesidades Humanitarias de Siria 2024, 16,7 millones de personas necesitan asistencia, con más de la mitad en necesidad aguda. 

El rápido cambio de poder con la salida de Bashar al Assad y el ascenso del Hayat tahrir al Sham comandado por Abu Mohammed al Jawlani en diciembre, ha desencadenado un frágil equilibrio y reactivado tensiones étnicas, y desplazamientos de población. Al mismo tiempo, la población siria refugiada en terceros países continúa enfrentándose a los intentos de repatriación de países de acogida como Alemania, Turquía, Líbano o Irak. 

Durante los últimos meses de 2024, el NES fue blanco de intensos bombardeos turcos e israelís, que causaron graves daños a infraestructuras civiles agravando la crisis humanitaria. A partir del 4 de octubre, Turquía declaró objetivos militares instalaciones energéticas y de servicios, lo que desencadenó una ofensiva con ataques aéreos y de artillería. La estación de energía de Sweidiyeh, principal fuente de electricidad en el norte de Hasakah, quedó fuera de servicio tras ser bombardeada el 5 y 6 de octubre, afectando a hospitales y dejando sin suministro eléctrico a unas 800 000 personas. Además, el cierre de la estación de agua de Alouk dejó a más de 610 000 personas sin acceso a agua potable. La destrucción de infraestructuras clave ha reducido el acceso a servicios básicos, dejando a miles de familias en extrema vulnerabilidad en medio del invierno. 

Desplazamiento masivo y falta de servicios básicos 

El desplazamiento interno afecta a 7,2 millones de personas, muchas sin acceso a salud, nutrición y apoyo psicosocial. Desde diciembre de 2024, 100 000 personas han sido desplazadas a Raqqa, Tabqa, Hasakeh y Qamishli, refugiándose en instalaciones sin agua potable ni saneamiento. 

Según OCHA, estos refugios carecen de eliminación de residuos y saneamiento, elevando el riesgo de enfermedades. En Hasakeh, casi la mitad de los hogares en asentamientos informales no tienen acceso a sanitarios, obligando a muchas familias a usar espacios abiertos. 

El desplazamiento ha aumentado los riesgos de protección, especialmente para mujeres y niñas. La violencia de género y explotación han crecido en los refugios, y en Kobane, un tercio de los niños/as desplazados/as han sido forzados a trabajar en condiciones precarias. 

Colapso del sistema de salud y aumento de enfermedades 

En NES, el 40% de los hospitales y centros de salud están fuera de servicio operan parcialmente. En Raqqa, 89% de los centros de salud primarios están inoperativos y la disponibilidad de medicamentos esenciales es inferior al 7%. La falta de personal cualificado ha debilitado la atención médica, mientras que la escasez de agua potable ha impulsado brotes de cólera y diarrea aguda. 

Según el Fórum de NES, 60% de las instalaciones sanitarias carecen de gestión de residuos adecuada, poniendo en riesgo a pacientes y personal sanitario. 

Inseguridad alimentaria y crisis nutricional 

La inseguridad alimentaria afecta a 12 millones de personas en Siria. En Raqqa, 35,8% de los niños y niñas presentan retraso en el crecimiento, y en Hasakeh, 59% de los hogares han reducido la frecuencia de sus comidas, incrementando la desnutrición infantil. 

Las sequías prolongadas han reducido la producción agrícola y forzado a muchas familias a retirar a los/as niños/as de la escuela para trabajar. En Raqqa, 37% de las tierras cultivables se han vuelto improductivas. En los centros de salud y clínicas móviles apoyados hemos detectado hasta un 3% de desnutrición aguda en menores de 5 años. 

Brotes de enfermedades y falta de salud mental 

Hasta agosto de 2024, se han registrado 56 800 casos sospechosos de cólera, con casi un centenar de muertes. La falta de vacunación ha dejado al 46% de los/as niños/as menores de cinco años sin inmunización, aumentando el riesgo de sarampión y neumonía. 

El acceso a salud mental sigue siendo extremadamente limitado, con 80% de los centros sin estos servicios. En Hasakeh, casi la mitad de los desplazados en refugios presentan trastorno de estrés postraumático. 

El deterioro de los servicios básicos, la inseguridad y la violencia siguen poniendo en riesgo la vida de millones de personas en NES. 


NUESTRO TRABAJO EN 2024

Desde 2017, Médicos del Mundo España trabaja en el noreste de Siria para garantizar el acceso a la atención sanitaria de poblaciones afectadas por el conflicto en Kobane, Raqqa y Al-Hasakeh. En 2024, la situación siguió deteriorándose debido al colapso del sistema sanitario, al aumento del desplazamiento y a la creciente inseguridad. 

Más de un millón de personas han accedido a la atención gratuita, priorizando mujeres, niños/as y personas desplazadas, garantizando su derecho a la salud en un entorno hostil. 

Para responder a este contexto, nuestra labor se centra en: 

1. Atención Primaria de Salud 

La fragilidad del sistema de salud en NES ha causado una reducción en los servicios básicos, agravada por la escasez de personal cualificado y medicamentos. Para mitigar esto, Médicos del Mundo ha: 

  • Apoyado 23 Centros de Atención Primaria de Salud, proporcionando consultas y tratamiento. 
  • Desplegado 2 unidades móviles en Raqqa y Tabqa para atender a poblaciones desplazadas tras la escalada de violencia en diciembre. 
  • Abastecido todos los centros de salud con medicamentos esenciales y consumibles médicos. 
  • Formado a 550 profesionales sanitarios/as y comunitarios/as para mejorar la calidad de la atención. 
  • Implementados programas de promoción de la salud y prevención de enfermedades, alcanzando a 350.000 personas. 
  • Brindada atención nutricional, incluyendo tratamiento para la desnutrición infantil. 

2. Salud Mental y Apoyo Psicosocial 

El impacto del conflicto ha generado un aumento de estrés postraumático, ansiedad y depresión, afectando especialmente a niños/as y mujeres. Para mejorar el acceso a la salud mental, se ha: 

  • Integrados servicios de salud mental en centros sanitarios, con 45 000 consultas individuales. 
  • Formado a 150 profesionales sanitarios/as y comunitarios/as en primeros auxilios psicológicos. 
  • Creado espacios seguros y grupos de apoyo, beneficiando a 20 000 personas. 
  • Sensibilizado a 35 000 personas sobre la importancia de la salud mental. 
  • Fortalecido la detección y tratamiento temprano de trastornos psicológicos. 

3. Salud Sexual y Reproductiva (SSR) y Protección  

Las mujeres y niñas en el NES se enfrentan a barreras estructurales para acceder a la SSR, aumentando riesgos de embarazos no planificados y violencia de género. Para abordar esta problemática, se ha: 

  • Realizado 200 000 consultas de salud sexual y reproductiva en 2024. 
  • Establecidos espacios seguros para mujeres y niñas, donde 1.400 mujeres han recibido protección y asesoramiento. 
  • Capacitado a 48 profesionales de la salud en atención especializada para emergencias obstétricas. 

4. Preparación y Respuesta ante Emergencias y Epidemias 

El aumento de brotes epidémicos y el hacinamiento han generado una crisis de salud pública. Para contener la propagación de enfermedades, se ha: 

  • Implementado monitoreo epidemiológico, identificando más de 15 casos sospechosos de cólera. 
  • Formado a 163 profesionales/as sanitarios/as en manejo de emergencias y respuesta a epidemias. 
  • Instalados puntos de rehidratación oral para evitar complicaciones por deshidratación. 

Se mejoran las infraestructuras, el equipamiento y los mecanismos de referencia, garantizando la continuidad de la atención. Se integramos la salud mental en los centros, se forma al personal yse promueve la participación comunitaria. También se fortalece la vigilancia epidemiológica, pese a la escasez de personal y recursos. 

Pacientes en el Centro de Salud en Siria.